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SEGURIDAD DEL PACIENTE EN LA TERAPIA INTENSIVA

Los pacientes de terapia intensiva presentan un alto riesgo de complicaciones debido a la severidad de su condición clínica, la naturaleza compleja e invasiva de los tratamientos y por el uso de medicación y tecnologías con tantos beneficios como riesgos. La seguridad de pacientes críticos presenta grandes desafíos: La atención no tiene descanso, es compleja y generalmente requiere la toma de decisiones rápidas y de alto riesgo, que deben ser tomadas con información insuficiente por personas con distintos niveles de entrenamiento en UCI. Estos factores pueden llevar a índices de error mayores que en otros ámbitos. Más aún, los pacientes críticos son particularmente vulnerables al daño iatrogénico debido a la severidad e inestabilidad de su enfermedad y a la necesidad frecuente de intervenciones y medicaciones de alto riesgo.

TIPOS DE ERRORES Y DAÑOS

En las terapias intensivas, los errores médicos serios que originan daños o tienen el potencial para hacerlo son más comunes que en otras áreas. Los estudios arrojan una tasa de 0,8 eventos adversos (daño) y 1,5 errores serios por día en una unidad de terapia de 10 camas. Cuando se extrapolan estos datos a todas las Terapias Intensivas de Hospitales Universitarios de los Estados Unidos, se estima una incidencia anual de 148.000 errores serios con peligro de vida para los pacientes. Afortunadamente, muchos de ellos son interceptados. Cuando los eventos adversos son categorizados por órganos y sistemas, se observó que cerca del 20% afectan al sistema respiratorio, 15% se deben a infecciones, 12% al aparato cardiovascular y 9% a daños en piel y tejidos blandos. El 45% de estos eventos adversos serían prevenibles.

Errores vinculados a la medicación.

La mayoría de los incidentes desafortunados en UTI se relacionan con el manejo de la medicación. Cerca del 60% de los errores serios serían originados por esta causa. Los errores de medicación se asocian comúnmente al tratamiento, ej: error de dosis, de principio activo, de vía, de paciente, órdenes duplicadas, omisiones, falta para discontinuar cuando estaba indicado, pero también pueden asociarse a la prevención (ej: heparina profiláctica para TEP), al diagnóstico (ej: contrastes IV) o al monitoreo (ej: control de glucemia durante infusiones de insulina). La mayoría de los errores con drogas se deben a dosis incorrectas, siendo la medicación cardiovascular la que lidera el ranking (24 % de los errores), seguida por los anticuoagulantes (20%) y los antibióticos (13%).

Errores vinculados a la comunicación

Los errores relacionados con la comunicación y la transferencia de información entre médicos, enfermeros y resto del equipo de salud representa- rían cerca del 13,5% del total de errores. Las órdenes verbales, las prescripciones incompletas o ilegibles y los pases “apurados” son fuente inagotables de problemas.

Errores vinculados a la falta de precauciones y al incumplimiento de protocolos para evitar daños.

La falta de precauciones y de la debida diligencia para evitar daños sería a su vez el origen de cerca del 20% de los errores serios en terapias intensivas. Estas acciones y omisiones pueden estar vinculadas al diagnóstico o al tratamiento y son las que determinan por ejemplo los daños ocasionados por extubaciones inesperadas, úlceras por decúbito e infecciones hospitalarias. Las infecciones del torrente sanguíneo originadas en vías centrales y las neumonías asociadas al respirador merecen una especial atención. Las infecciones de vías centrales son tan comunes que son vistas como complicaciones rutinarias inevitables y la violación de la técnica estéril es considerada por los investigadores como una falla menor y no como un error serio. De hecho, más del 50% delos médicos de terapia no se lavarían las manos antes de insertarlas. Aproximadamente 28.000 personas mueren por año en EE.UU. por esta complicación, con un costo por paciente de US$ 45.000 (Provonost). Aquellos pacientes que sobreviven permanecen en promedio una semana más internados en UCI. Estas infecciones pueden costarle al sistema de salud más de 2.300 millones de dólares por año. Los médicos no deberían simplificar las causas de esta complicación justificándolas en la debilidad del paciente. La investigación ha demostrado que la mayoría de las infecciones asociadas a catéteres centrales pueden prevenirse. Liderados por Peter Provonost, un anestesiólogo intensivista, el Hospital John Hopkins y los Hospitales del estado de Michigan eliminaron virtualmente estas infecciones sólo con el control sistemático y meticuloso de las adecuadas técnicas de asepsia. La neumonías representan el 27% de todas las infecciones hospitalarias, y el 86% están asociadas a la asistencia respiratoria mecánica. Luego de 10 días de respirador, el 6% de los pacientes de terapia intensiva desarrollan neumonías bacterianas, que los llevan a la muerte en más del 45% de las veces. Sin embargo, medidas muy simples y de bajo costo como la evaluación diaria del riesgo de extubación, la utilización de tubos subglóticos para la aspiración y la adecuada higiene oral han demostrado ser efectivas para disminuir estas cifras en forma dramática. ¿Por qué no se cumplen y controlan en forma más rigurosa?. Pareciera que en UCI, como en toda la medicina hay mucho foco en protocolos sobre lo que hay que hacer, pero dicho foco se vuelve borroso a la hora de controlar cómo se va a realizar la tarea.

Elaboró: QF. Ramón Largo Bañol

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